Aún estamos de resaca de la Monegros XXIV.
Como novedad, hemos conocido la Serreta Negra, que conecta Los Monegros con la Comarca del Bajo Cinca, y la Ruta del
Vedado, su bosque y los rincones semihabitados que esconde, algunos casi de
cuento. Ciervos que te observan pasar o que cruzan la senda en SU territorio. Y
nos hemos reencontrado con Peñalba, una localidad que siempre nos ha acogido
con ganas y apoyo, mil gracias.
Cuando cerrábamos esta edición, la sensación fue que, desde
luego, no había sido la Monegros más concurrida, pero sí había sido la más
DISFRUTADA, con amplísima diferencia. La ausencia de un horario prieto y las
ganas de Mushing permitieron a cada cual trabajar con sus perros al ritmo que
necesitaba.
Es más, el hecho fortuito de ser pocos nos permitió hacer,
todos los días, comida y cena de alforja, compartiendo viandas y muchos grandes
momentos, fruto de la convivencia (nos dimos cuenta de que, en realidad, en
Monegros, quien dice alforja dice saco, …).
Ikatz e Igor se
hicieron un domingo monumental, con una etapa extra, despidiéndose
tempranamente, pero regalándonos unas risas en la primera cena pantagruélica
del puente. Álvaro se hizo una última
etapa con ronda extra, porque Elvis estaba encantado y con ganas de más. Y
Jaime y Laura, que venían con “kit de reparación de handler”, se adaptaron a
ello y al ritmo de Bufer, que corrió y jugó como si no fuera tan geriátrico.
Y sobre todo, permitió que los miembros de organización (que
en otras ediciones hubieran estado moviendo checks, banderas, piquetas,
haciendo excels, ...) pudieran entrenar
y disfrutar las rutas.
El domingo, además, nos visitaron varias de nuestras grandes
ausencias. Una autocaravana siempre cargada de historias y abrazos
(espectaculaaaar….). Y unos trolls que brotaron de la nada como dos setas, y
nos dejaron con cara de pasmados, pero felices de verlos. A los que queríais venir pero nos faltasteis
por fuerza mayor, os echamos de menos, y no sabremos bien cómo transmitiros
todos los momentos, pero lo intentaremos!
Cerramos esta edición con dolor… de mandíbulas y de
abdominales, porque el buen humor nos llenó y nos cargó las pilas. Creo que no
soy la única a quien aún le da la risa
floja pensando en “quien jugará con la pelota de Pilates en maternidad, si
Jaime o Bufer…”
Y, por supuesto, nos hubiera encantado acoger a muchos más
equipos, como en otras ediciones. Pero siempre con el mismo ambiente “fuera del
crono” que habíamos diseñado. Esto era una condición sine qua non para esta Travesía, y nos ha gustado tanto que no queremos
alejarnos mucho de ella.
Los equipos de organización que han pasado por Monegros ya
conocen lo que es estar ligado al crono, con recorridos de 150 km. De hecho, la
“Travesía de los Monegros I” se planeó como
unos 100 km, y se calcula que hicieron 200 o más, a golpe de brújula y mapas
del ejercito… pero sin crono! (¡ o eso dicen los que sí estuvieron allí!)
También en varias ocasiones se ha usado el formato Non Stop.
(La de 2002, de 200 km. Participaban 6 y acabaron 4; la de 2010, 140km., con
bastantes más participantes). La
adrenalina extra del formato Non Stop es sana de vez en cuando, pero las
estrategias de tiempos no siempre permiten disfrutar de las demás cosas como
uno quisiera.
En los últimos años, el aumento de temperaturas medias ha
retrasado los comienzos de los entrenamientos. Los pocos privilegiados que
viven en zonas frías de la península (a los que envidiamos mucho, ¡pero mucho!)
si pueden estar preparados en estas fechas para afrontar rutas como las que se
hacían hace 10 años… Qué más quisiéramos…
El resto, por el clima o porque cada cual tiene sus cuitas
con la vida, hemos de entrenar a otros ritmos y con otras aspiraciones… o sin
aspiraciones, por el mero hecho de disfrutar viendo correr a nuestros perros.
Nos propusimos encarar esta Travesía volviendo a los
orígenes. Y, sin saberlo y casi sin
quererlo, es lo que hemos hecho. La idea es salir y volver, y que todos
lleguemos, sin importar quien ha llegado antes que quien. Y compartir la experiencia. Perros, caminos,
amigos… ¡Mushing!
En este caso había
rutas definidas. Hace 23 años, posiblemente, había menos asfalto por atravesar
y menos impedimentos por permisos y seguridad vial, pero menos tecnología. Hace
23 años la mayoría de nosotros ni siquiera
sabíamos qué era eso del Mushing.
Es un privilegio y un honor heredar parte de esa motivación
de los fundadores.
No es fácil realizar XXIV ediciones consecutivas. Guardamos
las imágenes y los recuerdos, y los tracks y roadbook de este año en el “baúl”
de 500 gigas, con las demás desde que se archivan.
Ha concluido la edición XXIV
Ya falta menos para la XXV...